sábado, 14 de enero de 2012

Ser Cristiano Ronaldo


Un día cualquiera, pensando en la difícil situación en la que nos encontramos la mayoría de los jóvenes de hoy en día para encontrar un trabajo que nos dignifique o sencillamente independizarnos, se me pasó por la mente una idea un tanto surrealista.

Siempre he pensando que existe una dificultad añadida a la hora de hacerse un hueco en el mundo, sea en el ámbito que sea. Es complejo destacar y más si las cualidades con las que cuentas no son llamativas o simplemente se asemejan a las de cualquier mortal. Por eso, decidí darle la vuelta a mi planteamiento y meditar sobre lo duro que debe ser un personaje destacado del entorno deportivo.

No debe ser fácil, por ejemplo, ser Cristiano Ronaldo. Aunque la frase que encabeza este blog invita a pensar que soy exageradamente crítica con este futbolista, entiendo que muchas de sus actuaciones estén ligadas exclusivamente a un perfil que se ha hecho de él y que probablemente difiera bastante de la realidad.

Cristiano Ronaldo es el jugador más caro de la historia y eso implica que pase de ser un simple mortal a tener la obligación de actuar con la máxima perfección, al menos, en el terreno de juego. Por eso, en esta idea surrealista y transitoria que me invade defiendo que sus actuaciones y sus deliberadas declaraciones considerándose el más rico, el más guapo y el mejor jugador, no son más que un sello de identidad que ni él mismo se cree.

Probablemente, la decisión de no celebrar su último gol en el Bernabeu ante el Granada, no es más que una reprimenda a sí mismo. Desde el partido contra el Barcelona, Cristiano se ha ido haciendo cada vez más pequeño y las críticas cada vez más grandes. No es fácil ser siempre el mejor y lo que es todavía más complejo es responder en cada ocasión a las expectativas que se esperan de uno mismo. A veces, o más bien ahora, me compadezco de él.

Utilizando de nuevo la frase de cabecera, creo que si Cristiano Ronaldo es el símbolo de la sociedad actual es que hay algo que realmente no funciona. Nadie puede ponerse en su piel y mucho menos desearlo.

Por mi parte seguiré buscando mi hueco y, aunque luchemos en la mayoría de los casos por alcanzar un lugar notorio en nuestro ámbito de trabajo, me decanto por perseguir el sueño de ser cada día un poco más yo y menos como me ven los demás.


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